martes, 28 de abril de 2009


Uno de los grupos musicales juveniles más populares de la escena latinoamericana visitó Ucayali para apoyar el trabajo de Unicef en favor de los niños y adolescentes

La menuda cantante Bárbara Sepúlveda experimentó el martes algo que no había hecho nunca: se subió a un mototaxi. “Eso es algo que vale la pena vivir”, dice despeinada, pero divertida al llegar al puerto de la laguna de Yarinacocha. La chilena es integrante de Kudai , una de las agrupaciones musicales más populares y queridas por los jóvenes en la América Latina de hoy, y, junto con sus tres compañeros, llegó esta semana a Ucayali para conocer al detalle dos proyectos promovidos por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef): la aplicación de la Educación Intercultural Bilingüe en la Amazonía (Eibamaz) y la prevención de VIH/sida en adolescentes y jóvenes.


Mirá aquí el video que Kudai filmó en Perú

Para ella, además, esta ha sido una oportunidad para aprender cómo es la dinámica de vida en esta parte del Perú. Por eso no dejaba de sorprenderse cuando navegando hacia la comunidad de San Francisco (a una hora en deslizador desde Pucallpa), el nativo Jorge Soria le contaba sobre la anaconda, la crecida del río Ucayali y acerca de su etnia shipiba, de la que se siente tan orgulloso. Ella, entonces, le respondía contándole sobre los mapuches, los indígenas más representativos de su tierra.

Gabriela Villalba, la otra integrante femenina del grupo ganador de numerosos galardones entre los que figuran los premios MTV Latino, Orgullosamente Latino y las antorchas de oro y plata en el Festival de Viña del Mar 2007, deja de contemplar el paisaje e interviene en la conversación. Ella comenta sobre la problemática de los indios de su país, Ecuador, y de cómo allá también se prepara masato, pero con otro nombre.

Ninguna de las dos disminuye su atención cuando Jorge narra lo difícil que es para los niños nativos ir a colegios donde se les enseña en español, una lengua que no es la materna, y lo beneficioso que ha sido la aplicación del programa Eibamaz, que permite que en algunos de los planteles se dicten clases en sus propios idiomas.

Tomás Manzi, también miembro de Kudai, comprueba esto con sus propios ojos ya en San Francisco, específicamente en la Institución Educativa Primaria 640988.

Tras una singular bienvenida al son de tambores, quenas y danzas típicas, alumnos y profesores conducen al joven intérprete y a sus compañeros a las aulas y allí les enseñan a pronunciar algunas letras y palabras en shipibo. El cantante trata de reproducirlas con genuino interés, sin dejar de mirar los libros publicados en esa lengua, los cuales están hechos acorde con la realidad y la cultura de los pequeños.

Más allá, en la secundaria, varios “fans” se han salido de los salones para verlos. No pueden creer que sus artistas favoritos estén a punto de pisar su escuela.

JUVENTUD ORGANIZADA
Soimeni (“hombre muy recto e inteligente”) tiene 16 años y es uno de ellos. Está sentado en una de las aulas esperándolos, pues los ídolos de miles llegarán para hablar del proyecto en el que está involucrado.

Él, al igual que Jorge Soria, es voluntario de una de las seis agrupaciones juveniles aliadas de Unicef en el tema de prevención de VIH/sida en adolescentes y jóvenes en condiciones de vulnerabilidad, entre las que destaca la agrupación Jóvenes Unidos Luchando con Verdad y Esperanza Sana (Julves).

Entre todos suman decenas de muchachos que promueven, a través de charlas, dinámicas y talleres, la importancia de estar informados sobre la enfermedad y otros temas relacionados con la sexualidad.

Pablo Holman, el cuarto pilar de la agrupación musical, escucha atento el trabajo que realizan, como lo hace también por la tarde de regreso en Pucallpa, donde Kudai se reúne con otro grupo de jóvenes que viven en la ciudad. Esta vez no solo hablan de sexualidad, sino también de problemas como la drogadicción y el ocio que invade a los jóvenes al no saber aprovechar su tiempo libre en proyectos positivos.

El intercambio de experiencias se enriquece cuando los artistas les comentan que ellos han vivido situaciones similares en sus escuelas, con sus amigos, familiares y enamorados (as). “Somos más parecidos de lo que se imaginan, pero hay que estar informados. Estamos impresionados por su empeño”, finaliza Gabriela, con complicidad.

Fuente: elcomercio.com.pe

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